Marcelo Salinas | En Órbita >> Durante los últimos días han sido divulgadas varias encuestas sobre el Presidente Andrés Manuel López Obrador, las que exhiben aprobación, desaprobación, cumplimientos y pendientes. No todas son iguales, aunque la mayoría advierte una supuesta baja de popularidad: empezó con 80% y ahora rondaría 60%. Eso en números cerrados.
Está en discusión. Para algunos, obedece a coyunturas específicas, con un argumento que encuentra asidero: la peor materia evaluada es la seguridad y ello se explica solo. Sobre preguntas específicas se critica la violencia contra las mujeres, y en el contexto aparecen los terribles casos de Ingrid y la niña Fátima, con una gran marcha y un paro nacional a la vista.
Respecto de las mejores valoradas, puntean las pensiones, el combate a la corrupción y las becas para jóvenes, lo cual se ha constatado progresivamente, aunque no se ha concluido el ciclo de entrega. Casos como el de Lozoya explicarían el alza en el ítem de corrupción. De nuevo la coyuntura se impone, para bien en este particular.
De que ha bajado, no hay duda. Un gobernante que empieza con una aprobación tan alta como la de López Obrador, es un prototipo a seguir en una América Latina convulsionada, con estallidos sociales, riesgo de recesiones, cambios de gobierno y protestas por esa desconexión con la sociedad.
La inercia es a bajar. El 100% es una quimera en estos asuntos. Aun así, es el segundo mejor posicionado (después de Nayib Bukele, presidente de El Salvador) según estudios difundidos la semana pasada. Debajo de AMLO están los de otros países grandes, como Alberto Fernández, de Argentina, o Jair Bolsonaro, de Brasil.
Pero hay algo más interesante todavía en el caso del mexicano. Los consultados destacan que es una persona con liderazgo, sincero, cercano a la gente, con experiencia para gobernar, toma sus propias decisiones y es capaz de resolver problemas. En todos, la calificación es igual o muy superior al 62% de “aprobación general”.
Los anteriores son detalles de la Consultora “De las Heras”, que ha dado seguimiento desde el inicio del sexenio: a los 100 días, seis meses, para el primer informe, para el primer año de gobierno y los 15 meses cumplidos el pasado fin de semana. Todas fechas clave. Es la que señala la reducción de un 20% aproximadamente en la popularidad.
La duda es: ¿Cómo baja tanto si la misma población consultada le encuentra tantas virtudes? Es el motivo de la discusión entre quienes respaldan y difieren.