Morena y sus retos

Las encuestas fueron tema para el debate la semana pasada. El Ranking Nacional de Alcades y Mitofsky acapararon la atención por los números sobre desempeño y popularidad en Cancún y Chetumal, en un contexto de efervescencia política que le da vuelo a las interpretaciones.

Pero hubo otros análisis, en el ámbito nacional, muy interesantes por su amplitud: un estudio de la firma “Integralia Consultores” refiere 10 riesgos políticos que afrontaría el país este 2020, los cuales podrían impactar el entorno de negocios y la gobernabilidad.

No es casualidad -para situarlo en el mismo escenario de los antes citados- que el primero también guarde relación con Morena, el partido más poderoso de México y “blanco favorito” de las críticas, los análisis y los estudios.

El trabajo precisa que seis de esos peligros son de “alta probabilidad” y otros cuatro de “media”. Los seis se enmarcan en los ámbitos de incertidumbre jurídica, impacto económico y concentración de poder; en tanto, el resto es de índole económico.

El primero es llamativo: “el activismo legislativo de Morena”, dice textual. En el documento se prevé que dicho partido consume cambios legislativos para completar la llamada Cuarta Transformación, algunos de los cuales podrían debilitar las instituciones. Lo vemos, advierten opinólogos, en la Suprema Corte y el Instituto Nacional Electoral.

Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador anticipó que las reformas constitucionales y otros cambios de fondo ocurrirían después de la segunda mitad de su sexenio, persiste el temor de que los resultados electorales de 2021 limiten la capacidad de Morena y sus aliados para enmendar la Carta Magna.

Porque tres elementos esbozan un panorama complejo para el partido a nivel nacional (que gobierna, por cierto, al 80% de la población en Quintana Roo) en las elecciones de 2021: el conflicto interno en prácticamente todas las entidades y en la directiva nacional; la mala evaluación pública de alcaldes y autoridades locales, y la falta de recursos federales para la gestión de los diputados en sus distritos.

Por ello la posición del presidente chetumaleño Otoniel Segovia en el sótano de las evaluaciones (tanto en desempeño como en popularidad), es un factor de riesgo que ya se mide en una dimensión alarmante para su partido en un año preelectoral.

A veces, las encuestas representan más que una “radiografía del momento”. Cuidado: nadie puede despreciarlas ni confiarse.

(OPINIÓN PUBLICADA EN NOVEDADES Q.ROO)

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