Marcelo Salinas | En órbita >> Aclarada para todos la duda (si es que la hubo en serio) en torno a que el semáforo estatal nos rige y que la federación sólo emite una opinión con su propio instrumento técnico, la reactivación sigue su curso con los vaivenes inherentes de un panorama atípico; es decir, entre cifras que alarman en ciertas jornadas (con récords incluidos) y el aumento de vuelos y de empresas que reabren animadas por un verano que no obstante será corto, dramático.
El último cuatrimestre es al que temen, aun cuando las esperanzas no se pierden debido a inversiones que se reconfirman, las certificaciones turísticas que abonan y las estrategias más locales (poco o nada nacionales) que fomentan nuevas alianzas, crean más circuitos y atraen a grupos que antes miraban hacia otros multidestinos. Todo deberá probarse, pero de la necesidad nace el ingenio.
En ese contexto -de vaivenes, pues- se quiere avanzar dejando el desconfinamiento paulatino, tanto en el norte como en el sur de Quintana Roo. El consenso es que nadie quiere restricciones. El acuerdo es que no se pueden levantar las limitaciones por los repuntes. La idea, entonces, es hacerlo de manera gradual, ordenada y responsable. Pero no logra asimilarse el proceso que debe ser metódico para no recaer por rebrotes masivos.
En otros países la preparación ha incluido una condición: primero se pueden movilizar excepto los grupos de riesgo (pacientes con hipertensión, obesidad, con enfermedades crónico-degenerativas, entre otras), para después consolidar una apertura inicial de ciertas actividades, con un porcentaje límite permitido (como lo vemos en el estado), y por último la apertura avanzada, cuando las medidas de autocuidado son vitales para el éxito.
En todas las fases la supervisión de los responsables es rigurosa y la campaña de información con datos no sólo transparente y oportuna, sino también potente, porque se entiende que determinados sectores minimizan o desacatan todavía.
El progreso es difícil. Pocas son las regiones del mundo donde no han constatado repuntes tras el desconfinamiento porque es un peligro intrínseco. Donde ha sido eficiente y eficaz, la empatía de las autoridades, las cuarentenas respetadas, y sobre todo los hábitos sólidos, han sido definitorios.
Los cambios en el gabinete estatal, su geoportal, la campaña de los 10 hábitos y otras acciones buscan mejorar así la transición. Armonizar y agilizarla de entrada. Esperemos sus resultados, mientras no se descuide la misión mayor: reducir los contagios.