Marcelo Salinas|En órbita 👉🏾 No todos ni todas quedaron conformes, menos contentos. Así es la vida misma: a veces se gana y otras se pierde. La política no escapa a esa regla perpetua. Lo importante es saber ganar y saber perder. Es decir, optar por la prudencia en la victoria ni permitir deprimirse cuando no se alcanzan los objetivos. Lo anterior, a propósito de buenos ganadores y malos perdedores de la interna en Morena.
Los reclamos de quienes no se vieron favorecidos, desde Cancún hasta Chetumal, pasando por Playa del Carmen, pudieran ser legítimos, inclusive justos, pero el fondo y las formas deben acompañar esa postura y no siempre ocurre así. O sea, que cuando alguien denuncia, está obligado a probar; y si miente, pierde toda credibilidad, invalidando su propia demanda.
Sucede que algunas acusan no haber visto las encuestas, aunque sí habrían accedido a ellas según objetan desde las dirigencias. Otras personas hablan de proceso amañado y arreglos en lo oscurito, sin pruebas imbatibles. Pasa que se fueron con la finta: más de uno sostuvo que las nuevas caras llegaban con la candidatura asegurada, y no fue tal. Otras confiaron en ex líderes y compromisos sin mayor soporte. Evidentemente les vieron la cara.
Hoy amagan con irse, formalizar las denuncias o boicotear, incluyendo a seudo líderes. Son, como se dice, malos y malas perdedoras. Calificativos les sobran a sus opositores. Ocurre lo opuesto en frente, porque no se ha visto la algarabía en quienes se beneficiaron de los consensos y de las encuestas. No era para tirar la casa por la ventana, pero ni siquiera referencia directa al proceso han expresado públicamente. Se podrá deducir que por las impugnaciones o lo que se quiera, pero el silencio dice mucho más: queda mucho trabajo por hacer y no hay tiempo para festejos, por ocupar un argumento esgrimido de ejemplo.
Indudablemente se puede criticar la conformación de ciertas planillas aun cuando probablemente cambien hasta un día antes de la jornada electoral, ya que el reemplazo se permite por tres causales: renuncia, inhabilitación y fallecimiento; sin embargo, es absurdo aspirar a todo cuando no tienen méritos en el partido o no pudieron ganar con los números ni supieron posicionarse mejor ante la militancia, las dirigencias o sus simpatizantes.
Saber ganar. Saber perder. Aunque cueste, es lo mejor a lo que puede optar el partido más ganador aunque convulsionado por crisis internas. Que empiecen quienes han querido aprovechar la apertura y la pluralidad a costillas de terceros.
(OPINIÓN PUBLICADA EN NOVEDADES. MIÉRCOLES 10 DE MARZO DE 2021).