Marcelo Salinas|En órbita 👉🏾 Va la revocación de mandato. El día después de la Consulta Popular realizada el domingo pasado, el presidente López Obrador anunció que será en marzo del próximo año, durante el proceso electoral en seis estados, incluido Quintana Roo. La oposición, dijo, «tiene la oportunidad de reorganizarse para que me vaya; pero el pueblo es el que pone y el que quita». Inmediatamente hubo repercusiones: Una encuesta de El Financiero asegura que, si la revocación fuera hoy, AMLO ganaría con tranquilidad. Otras coinciden.
Por eso está contento, como sostuvo en la mañanera del lunes a propósito de la Consulta. Para muchos se trató de un primer gran ejercicio de participación ciudadana, de lo que se llama democracia directa, y que es positivo poner a prueba los mecanismos e instrumentos del sistema para beneficio de la ciudadanía. Inédita e histórica, fueron las características más citadas por la prensa.
Para otros fue un fracaso por el bajo porcentaje de participación (en torno al 7 por ciento), el poco tiempo para una óptima organización (tras los mayores comicios de la historia nacional) y la difusión fue insuficiente para motivar a la población objetivo (se culpó al INE de esa aparente errónea tarea). Lo cierto es que esos casi 7 millones de votos son capaces de definir cualquier tema y cualquier elección que venga con cualidades similares, como la revocación.
En Quintana Roo, los 89 mil votantes tienen mucho qué decir, particularmente los del distrito 2 federal, donde se registró una participación progresiva e interesante en el universo estatal. Allí, donde gobernará Morena desde el próximo mes, es patente el respaldo al lopezobradorismo. Se convierte en un fenómeno por analizar detalladamente y, con toda posibilidad, será un factor que decidirá en los siguientes procesos del ámbito estatal.
Poder realizar la primera Consulta Popular formal fue un logro de la ciudadanía, acaso de Morena y de la 4T como partido y gobierno que organizaron en cierto grado. Lo criticable es la manipulación que se le pueda dar, a favor o en contra, a dinámicas de dicho tipo. Con la Consulta, pareció que fue un enfrentamiento entre bandos y no una forma de conocer la opinión de quienes pueden elegir sobre un asunto particular, como es el espíritu de ésta y del plebiscito.
La conversación por la revocación de mandato será más clara y la ciudadanía debe adueñarse cuanto antes de la propuesta ya en la mesa; de lo contrario, abundarán las sospechas otra vez, en perjuicio de la democracia.
(OPINIÓN PUBLICADA EN NOVEDADES. MIÉRCOLES 4 DE AGOSTO DE 2021).