Marcelo Salinas | En órbita 👉🏾 La palabra declinar se puso de moda durante las últimas horas en Quintana Roo. Surgió durante la visita de dos dirigentes nacionales: Marko Cortés del PAN y Dante Delgado de Movimiento Ciudadano. El primero lanzó una invitación desde Cancún para que el PRI y el MC se adhieran a la alianza que tienen con PRD y Confianza. El segundo negó la posibilidad en Chetumal, donde aseguró que las encuestas sitúan a su candidato en la segunda posición y que, en todo caso, los demás debieran sumarse a Pech Várguez. ¿Es viable? ¿Para qué?
No lo harán. La alianza PAN-PRD-CQ tiene un proyecto trazado con Laura Fernández quien tiene en la mira a Mara Lezama de la 4T. Su estrategia pareciera sustentarse en dos pilares: las propuestas con las que puede convencer y el desgaste a la carta de Morena, vía el Verde Ecologista. Es un proyecto orgánico, sólido como partido y alianza. No puede caer por tentaciones.
Lo mismo el Dr. Pech con su Movimiento Ciudadano: no tendría sentido tras lo sucedido con Roberto Palazuelos, quien se perfilaba como contendiente hasta su caída. La negociación inicial para favorecer a Pech no admite un retroceso. El MC se presenta en el ámbito nacional como la tercera vía (la 4T de un lado y PAN-PRD-PRI por el otro) y declinar a favor de los segundos implicaría echar por la borda el proyecto nacional con Jalisco y Nuevo León como puntales.
El PRI no está dispuesto. Nunca lo estuvo en Quintana Roo. Su candidata Leslie Hendricks suma en las encuestas y en ciertos distritos se les ve con posibilidad. El tricolor podría ser la verdadera oposición a Morena en el estado y su plan responde a una especie de refundación; es decir, en el fondo se juega su futuro como partido e institución, por lo que es inviable ceder a situaciones de coyuntura.
«Declinar» es una hipótesis que surge a la mitad de las campañas, como idea recurrente en los procesos electorales, pero sin demasiado sustento actualmente. Hoy es una finta, nada más. Seguirá todo igual, aunque sí vemos desbandadas a favor de unos y otros, en lo que se interpreta como un reacomodo natural de fuerzas; o bien, por cuestiones de conveniencia.
¿Para qué declinar? Puede haber varias respuestas, pero ninguna absoluta desde el punto de vista práctico. Lo mejor sería descartar de tajo cualquier intento porque así benefician a Morena y compañía. Lo analizamos en este mismo espacio: Una megalianza debía darse desde el inicio, no a estas alturas del partido como táctica nacida al medio tiempo. A jugar.
(OPINIÓN PUBLICADA EN NOVEDADES. LUNES 2 DE MAYO DE 2022).