Otra visión en turismo

Marcelo Salinas | En órbita >> Nos hemos preguntado de qué tamaño es la crisis global del turismo al reconocerse por fin su justa valía como actividad interdependiente. México resiente sus efectos sobremanera al ser una de las potencias mundiales en el sector; ni se diga Quintana Roo: la “joya de la corona”.
Los cálculos internacionales son espantosos y las cifras siguen creciendo; en ese contexto de espera e incertidumbre, evidencian un duro panorama dos datos confirmados del primer trimestre, cuando el virus apenas se propagaba: 67 millones de turistas menos y 80 mil millones de dólares de pérdidas en ingresos, en números cerrados, aunque cada dólar duele.
Las del segundo trimestre serán peor, cuando fue la propagación descontrolada en la mayoría de los países que lideraban las estadísticas del ramo, como Estados Unidos, España, Francia, Italia, entre otros. La recuperación será lenta a partir del presente mes, y difícilmente se recuperarán los dígitos conocidos hasta 2019. Ningún destino se ha salvado.
En esta fase, autoridades, operadores, empresarios y viajeros tienen la oportunidad de concebir un modelo interesante, que podría alejarse de las prácticas de masividad, sobreexplotación y deterioro ambiental. Coincidentemente en México se habla desde hace más de un año en torno a convertir los múltiples esquemas nacionales en una herramienta de reconciliación social. Es una de las premisas con que la Secretaría de Turismo federal presentó su gran estrategia inicial, la cual recobra vigencia si se acuerda impulsar productos más amigables con el medio ambiente, de bajo impacto y donde no se obsesionen con los llenos totales. Según encuestas, al viajero de los próximos meses le atraerán la seguridad sanitaria, la calidad, los precios y la diversidad.
En otros países discuten el agotamiento y la decadencia de la forma tradicional de hacer turismo, y se fortalece el discurso de lo cultural, de actitudes éticas y apuestas creativas. Acá escuchan o leen para saber a qué se enfrentarán en el corto plazo; sin embargo, la enseñanza es más profunda.
Por ejemplo, la zona hotelera de Cancún está sobredensificada hace tiempo, pero ciertas regiones del estado ofrecen espacios para desarrollar más atractivos e inversiones, donde pueden orientar los emprendimientos con esa visión que debe atender los criterios que van imponiéndose en mesas de análisis, videoconferencias y artículos relacionados.
Lo construido no se puede tumbar, pero sí regular. Lo nuevo, debe tener otro enfoque.