Marcelo Salinas|En órbita 👉🏽 Quintana Roo cumplió 46 años ayer 8 de octubre. Se conmemora la conversión a estado y se festeja lo que representa para el país: el líder turístico indiscutible, el referente en empleos y la bonanza de todo tipo, pese a la pandemia, las tormentas y los huracanes, entre otros obstáculos que condicionan la vida comunitaria.
No son tiempos normales, tampoco de bonanza acostumbrada; sin embargo, sorprende gratamente la forma en que suele recuperarse de los desastres. En este milenio lo constatamos tras el atentado a las Torres Gemelas en 2001 (y otros edificios emblemáticos de Estados Unidos), después con Wilma en 2005, luego la crisis económica de 2009, pasaron la gripe porcina y la influenza AH1N1. En el trascurso, múltuples desafíos. Pero antes, a fines de los 80, fue por el huracán «Gilberto», y así por montón en la memoria de los primeros avecindados.
No han faltado los frenos y retrocesos. Quintana Roo se ha mantenido estoico, doblándose pero no quebrándose. Hoy está de pie, tras lo peor de la crisis, porque la recuperación es un hecho admirado por todos. Ni los pronósticos más halagüeños fijaban las cifras hoteleras de este mes, que sostienen las finanzas de una entidad injustamente tratada por el centro a lo largo de su historia.
Los números siempre han favorecido, rara vez pintan un panorama gris aunque los malos momentos no han sido ajenos. Debe insistirse: la etapa que se vive por estas fechas y la proyección hacia el cierre de año, no figuraba hace unos meses, cuando las estadísticas se desplomaban por las dificultades en cadena. No hemos salido, pero a los quintanarroenses les gusta mirar más al futuro que al pasado.
El espíritu es de emprendimiento, una de las virtudes que determina el progreso. Desde distintas latitudes arriban familias enteras para probar suerte y les va bien. Pocos vuelven desencantados a sus lugares de origen. Lo mismo con los turistas, que deciden retornar por el buen trato y el ambiente, tanto como por las bellezas del lugar y los precios asequibles.
Cuando se califica «paraíso» a esta tierra no falta quienes recuerdan los pendientes y rezagos; es verdad, los retos no son menores ni pocos. No obstante, una historia de éxito en 40 y tantos años, o de 50 en el caso de Cancún, es difícil encontrarla en otro sitio. Por todo y por tanto.
Vendrán tiempos mejores. Casi nadie duda de ello.
(OPINIÓN PUBLICADA EN NOVEDADES, VIERNES 9 DE OCTUBRE DE 2020).