Marcelo Salinas|En órbita 👉🏽 El paquete de obras confirmado y en firme para Quintana Roo, ratificado el fin de semana por autoridades del gobierno federal, el estado y los municipios beneficiados, es una extraordinaria noticia en tiempos como el actual, cuando la situación adversa en distintos frentes obliga a actuar con cautela, a veces cancelando proyectos, suspendiéndolos indefinidamente o recurriendo a la austeridad.
No es el caso con el Tren Maya ni con el Puente Lagunar Nichupté ni con el Parque de la Equidad, tres monumentales ya en desarrollo, con estudios técnicos de factibilidad, recursos económicos disponibles, ajustes en las zonas de impacto o difusión de los detalles, según el avance de cada uno. Es una buena noticia para el estado, y sobre todo, para la gente.
Significan empleos, inversiones, ganancias, confianza y certeza; también un reconocimiento implícito al gobierno del estado y de los municipios, particularmente al de Benito Juárez, donde se reunieron el sábado para tal efecto el secretario de Hacienda, Arturo Herrera; el gobernador Carlos Joaquín, y la presidenta municipal Mara Lezama, con sus respectivas comitivas. Es un reconocimiento más allá de la vocación del destino, porque en el fondo se valora el manejo eficiente de las finanzas, ser una oposición responsable y sustentar una proyección turística-económica que soporta las megainversiones, las que deben ser redituables.
No solo es un asunto económico, también político. En la víspera el gobernador Carlos Joaquín sostuvo en conferencia que los pactos tendientes a discrepar en extremo con el gobierno de la república no son la opción. Le acompañó el viernes y sábado su secretaria de Finanzas y Planeación, Yohanet Torres, responsable de las cuentas positivas. Se le sumó Mara Lezama, quien destacó el apoyo y respaldo del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Una articulación que evidencia un interés supremo: el progreso.
Visto en frío, hace apenas algunas semanas se podía dudar fácilmente de la viabilidad por la magnitud de la crisis, manifestada por el azote en la industria turística (sin embargo, se recupera con cifras alentadoras); por la poca recaudación, lo cual obliga a replantear los esquemas de distribución previstos, o simplemente porque el orden de las prioridades cambia con los meses. Pero van pese a todo, y es calificada «infraestructura histórica y estratégica».
El panorama no tiene precedente, menos en un contexto de crisis. Veremos los avances. Están en marcha.
(OPINIÓN PUBLICADA EN NOVEDADES, LUNES 28 DE SEPTIEMBRE DE 2020).