Marybel no se ve

Marcelo Salinas | En órbita 👉🏾 La senadora Marybel Villegas no se ve en el grupo que domina la escena política y gubernamental de Quintana Roo. No estuvo en la posada de su partido ni en los festivales navideños ni en la rosca de Reyes ni celebró los 100 primeros días de administración estatal. No hizo falta su felicitación, aunque tampoco sobraba. Prefirió no festejar en sus redes sociales la fecha simbólica del gobierno morenista y desató una ola de comentarios internos que evidentemente no la dejan bien parada otra vez.
Fue invitada a los encuentros de fin de año y no quiso o no pudo estar, confirmaron recientemente desde la dirigencia estatal. Su presencia en dicho círculo se reduce notoriamente hasta lo nulo por estos días. La pregunta es: ¿Se aleja o la alejan? Ninguno de los dos panoramas, hoy, le sirven mucho a la ex del PAN, ex del PRD y el del PRI. La oposición a la 4T sigue desarmada y una megaalianza es incierta aún. El gobierno atrae a fuerzas, personajes y expresiones que no están a gusto con los otros.
No es un tema menor dada su aparente aspiración en 2024, aunque su ausencia permanente en las fotos oficiales dispara la especulación de que se abre a la posibilidad de buscar una candidatura por otro partido, como Movimiento Ciudadano, el cual, por cierto, reniega de un pacto con los partidos derrotados en junio pasado.
La deducción inmediata sobre el posible futuro de Marybel tiene asidero en lo que vive su grupo nacional (el de su compañero Ricardo Monreal), quien camina por una brecha cada vez más distante del obradorismo. ¿Espera tiempos, línea o señales? Está por verse. Faltan meses para las definiciones; no obstante, ya realizan ejercicios precompetitivos con la intención de posicionarse.
Lo cierto es que, en el pasado reciente con Morena, perdió en todas las encuestas, no fue candidata de terreno ni tuvo en el Congreso de Quintana Roo aquello que aseguró tantas veces por un supuesto acuerdo en Gobernación.

DESORBITADO
En el contexto del nombramiento del exgobernador Carlos Joaquín como embajador en Canadá, se recordaron diversos episodios. Sobresale uno: en 2016 llegó encumbrado por el rechazo al borgismo; era la primera alternancia de la historia local, con un prometido cambio que fue la pura fachada. Desde antes de la pandemia su gestión comenzó a desinflarse por incumplimientos y errores, hasta que su expresión política fue condenada en las urnas.
¿La embajada es un premio o un «exilio»? Ante la duda, personajes ligados ponen pies en polvorosa.

(OPINIÓN PUBLICADA EN NOVEDADES.

LUNES 9 DE ENERO DE 2023).