Liderazgos de abajo

Marcelo Salinas|En órbita 👉🏾 Los independientes, las cuotas de género y las candidaturas reservadas para jóvenes e indígenas son ejemplos recientes de que la partidocracia pierde terreno frente a la ciudadanía organizada. Expertos en política electoral aseguran que en los próximos procesos veremos más candidaturas ciudadanas, y que no solo serán atractivas, sino ganadoras, porque gozarán de legitimidad. Serán más genuinas que las surgidas de aquella partidocracia. Es una tendencia apreciada ya en Latinoamérica: Chile y Perú son referentes actuales en el Cono Sur.
En Quintana Roo ha habido tímidos intentos. ¿Qué lo explica? La política tradicional se aferra a perder privilegios y no cede; la guerra sucia frena la carrera de los cuadros potenciales; los gobiernos no aceptan siempre la idea por aquello de las negociaciones en bloque y no en lo individual; les faltan vitrinas para mostrarse, o al final sucumben ante los poderes, y se diluyen así la estrategia, el rumbo y el propósito. Pero intentos hay. Ello ha provocado, en consecuencia, la caída de los mitos y de los llamados partidos grandes, como el PRI o el PAN.
En 2018 llegó la 4T a los tres municipios más poblados con su promesa de transformar desde abajo, dando voz a los menos favorecidos, y desterrando las viejas prácticas del poder añejo. Significó que el partido omnipresente cayó ante la aparición de un cambio «más real». Y la gente empezó a castigar: en 2019 perdieron sus respectivas competencias Greg Sánchez, «Chanito» Toledo y Juan Ignacio García Zalvidea, «El Chacho», personajes con popularidad, mitos al fin, y que sin embargo perdieron la simpatía por no cumplir las expectativas. Y el pasado 6 de junio se terminó con el llamado “voto duro”, el «dedazo», y la imposición del dinero con que ganaban procesos.
El desprestigio de la clase política abre oportunidades a actores emergentes, la ciudadanía cada vez razona más su voto y con él premia o castiga. Ante tal escenario, se posicionan mejor quienes entienden la dinámica, caminan de cerca con los habitantes, presentan propuestas atinadas y desafían a las estructuras de la política de siempre. Quien lo haga bien, tomará ventaja.
Ahora los partidos quieren regresar a la sociedad civil organizada en busca de salvavidas. Puede ser un mea culpa o una acción convenenciera, aunque sectores amplios no están dispuestos a los acuerdos que implican la sumisión. El feminismo es un ejemplo, pero no solo de ese movimiento podrían salir próximos liderazgos.

(OPINIÓN PUBLICADA EN NOVEDADES. MIÉRCOLES 28 DE JULIO DE 2021).