Marcelo Salinas|En órbita 👉🏾 El mayor conflicto postelectoral se vive en Solidaridad, y más allá de sus fronteras, porque se involucró la dirigencia nacional de Morena con Mario Delgado y Citlalli Hernández como protagonistas, partes en un juicio por el mismo asunto. En su gira por la Ciudad de México después del 6 de junio, Laura Beristain, la presidenta que acusa fraude tras no ser reelecta (además de presunto hostigamiento y agresiones de parte de la autoridad), también expuso la problemática ante Gobernación y otras instancias gubernamentales, lo cual exacerba la polémica vigente. Es, en definitiva, el mayor conflicto, de gran magnitud.
Quizá el dato que lo refleja es: 30 acciones legales han debido interponerse hasta el momento. En horas recientes los dirigentes nacionales de Morena impugnaron una medida cautelar que les impuso el Ieqroo, y que avaló el Teqroo, para que no den ninguna declaración pública que “pudiera constituir calumnia en perjuicio del gobernador Carlos Joaquín». Un entramado que no acabará pronto ni de la mejor manera.
Laura tiene el derecho, e incluso la obligación de presentar su queja, con pruebas que lo acrediten. Las motivaciones políticas, y sobre todo las jurídicas, les permiten a ella no soltar el tema, que debe ser analizado en su justa dimensión: el conflicto significa que la presidenta de Solidaridad, un puntal de la 4T en uno de los bastiones del lopezobradorismo, no esté presente desde una silla privilegiada como es la presidencia, en la mejor etapa del partido-movimiento.
Pero fuera no está. Beristain seguirá en la jugada por múltiples razones y motivos, empezando por esos votos que obtuvo frente a Lili Campos, su oponente, quien fue la que menor porcentaje logró considerando los 11 municipios, fiel espejo de una contienda cerrada que explica la polémica postelectoral.
Los Beristain gravitan en el lopezobradorismo hace dos décadas, no son improvisados ni chapulines, por lo que serán clave, en distintas esferas, rumbo al 2022 primero, y hacia el 2024 después. Nadie puede ignorar dicha realidad.
Lo sensato es esperar el resultado judicial definitivo para determinar los alcances de un conflicto que amenaza con tensar el proceso entrega-recepción y no allanar la ruta hacia la sucesión del próximo año, como se ha pretendido desde el oficialismo y desde el partido dominante, que es Morena. ¿Qué podría suceder? La negociación al más alto nivel político; si hubo alguna, repactar los términos.
(OPINIÓN PUBLICADA EN NOVEDADES. VIERNES 9 DE JULIO DE 2021).