Estrategia al comunicar

Marcelo Salinas|En órbita 👉🏽 En tiempos de crisis como el actual, cuando las condicionantes se multiplican, un «gobierno activo» amortigua los impactos negativos, genera esperanza, fomenta la participación y gana aliados. Cuando el contexto político-electoral determina ciertos asuntos, una administración gubernamental dinámica tiene además todas las justificaciones para estar presente constantemente ante la sociedad.
Está pasando ahora con el gobierno de Carlos Joaquín, que en plena contingencia decidió, por ejemplo, dar un viraje en la comunicación social, en la difusión de la información, y sobre todo en la reactivación de personajes clave en el gabinete, quienes se habían replegado por las circunstancias propias de la emergencia o por falta de conducción focalizada. Debían recobrar el protagonismo, y se hizo.
Carlos Orvañanos asumió la vocería con tales objetivos, movilizando a secretarios y secretarias cuando más se necesitaba dar la cara e implementando más conferencias temáticas, que sumadas a las prolongadas intervenciones del gobernador los martes y jueves en radio, televisión y redes sociales, aumentaron los datos oficiales, la presencia y la cercanía con sectores diversos.
Una interpretación posible es que actúan precisamente con base en una idea de un «gobierno activo» en medio de la crisis. En dicho modelo, comúnmente desplegado en coyunturas especiales, buscan posicionar la imagen de un dirigente que da certidumbre y se pone al frente de la situación para dar respuestas. Mantener al aparato funcionando es básico; ser efectivos, es una meta.
En el fondo se trata de mayor «gobernabilidad», de un equilibrio dinámico que permite a las autoridades formular estrategias para aplicar el poder más allá de las coyunturas. De poco serviría dar por sentada la estabilidad políticas o tomar decisiones en función de intereses acotados. Las relaciones públicas y el trato son efectistas por sí solos.
Para algunos ha sido el inicio de un esquema que busca optimizar los recursos y tiempos; coordinarse mejor con otros poderes y niveles, aunque también dando paso a perfiles capaces de encarar el momento histórico de la recuperación, la cual se muestra cada vez más sólida. Es una lógica de gobierno que no podía esperar debido a lo que estará en juego: las mayores elecciones en 2021 y la salida en 2022.
La ciudadanía es la que finalmente aprobará o desaprobará el estilo distinto y la profundidad de sus alcances una vez consolidados.

(OPINIÓN PUBLICADA EN NOVEDADES, LUNES 5 DE OCTUBRE DE 2020)