La capital no perdona

Marcelo Salinas|En órbita 👉🏾 Es un escenario complejo el que enfrenta el presidente Otoniel Segovia por su pésima administración. Ha sido denunciado por regidoras y tendrá que dar explicaciones ante quien corresponda. El panorama tampoco es fácil para Yensunni Martínez, quien asumirá en los próximos días, ya que el municipio padece por malas cuentas en obras, servicios, seguridad e imagen. Dicho caos perjudica a la sociedad, una que crítica y condena con severidad.
Suele decirse que Chetumal define elecciones. Pasó en 2016 con Carlos Joaquín en el ámbito estatal, y ha pasado con notoriedad en lo municipal, donde los castigos fueron categóricos para el PRI y el PAN en su momento. Es una sociedad madura, más que muchas del norte del estado, y políticamente más conocedora de las situaciones en la materia.
En los recintos oficiales de los tres poderes, lo mismo que en las cafeterías del centro y los restaurantes del bulevar Bahía, se pinta, moldea y perfila la política de Quintana Roo. Por eso la batalla por la gubernatura pasa siempre por Chetumal, y allí vuelve al cabo de un tiempo. Tiene que ver con las familias referentes, con los núcleos de la burocracia, con la clase media profesionista, con los medios de comunicación y con la gente de las colonias, que se moviliza en serio.
Estar en contacto con dichos segmentos, visitarlos y decirles «aquí viviré o aquí estaré», es parte, o debiera ser parte, de toda estrategia electoral, sin menoscabo de su gente; sin que ello signifique una falta de respeto ni atente contra la dignidad, el orgullo o la identidad.
Quien no lo sepa, o peor aun, lo desdeñe, ignora cómo se mueve la política de la capital, y la del estado en su conjunto. Por eso, debe insistirse, la batalla por la gubernatura empieza o bien termina en Chetumal. Allí se librarán grandes capítulos, con toda seguridad.
¿Qué ha pasado? Que si bien muchos conocen dichas condiciones, se les olvida o las minimizan una vez en el poder, lo que se ha interpretado como burla, aprovechamiento o afrenta a la sociedad chetumaleña. Roberto Borge personificó esos errores garrafales, y la historia ya se conoce.
Otoniel y tantos otros representan precisamente aquello: lo que no quieren en la capital. Al atentar contra la importancia y el orgullo, no puede aspirar a más cargos como pretende. Ya lo sabrá.
Cuentan que en Chetumal es difícil entrar, y mantenerse aun más. Rumbo al 2022, ya veremos quiénes entran y cómo lo hacen. La capital no perdona.

(OPINIÓN PUBLICADA EN NOVEDADES. MIÉRCOLES 15 DE SEPTIEMBRE DE 2021).