Marcelo Salinas|En órbita 👉🏾 Quintana Roo está expuesto constantemente a fenómenos naturales, principalmente a tormentas y huracanes, que generan gran impacto por lluvias y vientos. México en general está sometido al rigor de la naturaleza. Hemos sido testigos de dicha condición. Por eso interesa lo que se debate en el ámbito nacional con los antiguos fondos desaparecidos. El extinto Fonden es el ejemplo clásico. A propósito de terremotos e inundaciones en otros estados, ¿qué se discute?
El Fonden desapareció, no así el recurso para afrontar adversidades. El proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2022 prevé acciones preventivas y la ejecución de programas que atiendan los daños ocasionados por fenómenos naturales. En este gobierno de López Obrador se creó el Programa para la Atención de Emergencias por Amenazas Naturales, el esquema actual de operación, que atiende de manera directa las consecuencias de los desastres.
Los fideicomisos debieron desaparecer para sanear los mecanismos de apoyo, establecer la transparencia como ley y fomentar la fiscalización de la ayuda, que ahora llega sin intermediarios, de manera completa y más expedita a través de la Coordinación Nacional de Protección Civil, y con la asistencia del Ejército y la Marina, explica la diputada federal Anahí González.
Con las modificaciones hechas desde el Poder Legislativo a diversas leyes, hoy hacemos frente a los desastres naturales con un mecanismo transparente y fiscalizable que garantiza el adecuado manejo de los recursos públicos, explica la legisladora de Morena que participa en el análisis de todo el Paquete Económico del próximo año. Apunta directamente al manejo del Fonden, convertido en una caja chica de anteriores administraciones federales y estatales, plagada de mecanismos secretos que permitían hacer uso discrecional de los recursos asignados bajo dicha partida; e incluso, dicen desde la 4T, utilizadas para asuntos electorales. Las acusaciones se repiten desde hace tres años.
El objetivo desde 1996 fue destinar un monto específico de los recursos públicos (de manera centralizada) para la atención exclusiva de los daños causados, pero al cierre del fideicomiso, la Hacienda federal confirmó que se tenía una deuda de 13 mil 123 millones de pesos derivada de su operación. Un desastre en sí solo.
Lamentablemente, solo se sabrá cómo funciona en el tiempo atendiendo desgracias. De entrada, la ayuda de la 4T promete transparencia y rapidez. No se niega ni se improvisa, dicen las autoridades.
(OPINIÓN PUBLICADA EN NOVEDADES. VIERNES 17 DE SEPTIEMBRE DE 2021).