Marcelo Salinas | En órbita 👉🏾 Las autoridades reportaron saldo blanco ayer tras el paso del huracán Lisa que tocó tierra en Belice y afectó la zona sur de Quintana Roo, principalmente los municipios Othón P. Blanco y Bacalar. La declaratoria positiva significa que no hubo víctimas ni desastre ni tragedias. Los daños provocados por la lluvia y el viento fueron menores. Es un alivio para las familias, los gobiernos y los sectores productivos, porque la recuperación sigue en curso.
El momento es propicio para reflexionar. Una gran parte del Caribe y de Centroamérica es vulnerable a los fenómenos hidrometeorológicos debido a la deforestación, a la destrucción de manglares, a la reducción de la barrera arrecifal, a la invasión de dunas costeras y al uso irracional de la tierra, que han aumentado los niveles de exposición al riesgo. Inevitablemente, las afectaciones han sido mayores al perder las barreras naturales como aquellas.
Quintana Roo no es ajeno a dichas adversidades, que se constata cada vez que un huracán o una tormenta se acerca a la costa. En estas zonas del Caribe mexicano, además de fortalecer la resiliencia característica, debe apostarse a la sustentabilidad y repensar el modelo de crecimiento, sin demora.
Es un asunto impostergable, que este nuevo gobierno de Mara Lezama puede insertar como premisa fundamental en el marco de los nuevos acuerdos sobre bienestar y desarrollo con los distintos sectores: hoteleros, desarrolladores inmobiliarios, prestadores de servicios turísticos, entre otros, que son, en cierto grado, responsables de erosionar parte del blindaje, permitiendo con ello la sobreexposición al peligro.
En esa misión tienen injerencia los diputados, quienes pueden proponer marcos jurídicos más contundentes en torno al desarrollo sostenible y sustentable, con limitaciones específicas a las actividades contrarias al propósito. Así, podrían incentivar el equilibrio entre la naturaleza y el progreso, para mantener en óptimas condiciones a la pesca, la agricultura, lo forestal y el turismo, que son actividades de primer orden en el estado.
Los «saldos blancos» pueden asegurarse con leyes, reglas claras y nuevos acuerdos. Habrá que encontrar la forma de mitigar la furia de la naturaleza, que crece en la región, de acuerdo con los expertos.
La naturaleza escapa al control, aunque se puede avanzar en la resistencia, la resiliencia y la reparación. Es una labor titánica, quizás inacabable, pero necesaria.
(OPINIÓN PUBLICADA EN NOVEDADES. VIERNES 4 DE NOVIEMBRE DE 2022).