Marcelo Salinas | En órbita 👉🏾 Dos acciones recurrentes tras las elecciones son la atracción hacia el grupo dominante y el intento, de quienes no ganaron, para corregir su ruta. No es una condición infalible, sino más bien frecuente o común después de los procesos. En Quintana Roo se constata desde el 6 de junio, el día después de la jornada, ya con los resultados conocidos en favor de la 4T. Revisemos.
La 4T y especialmente Morena aplican desde 2018 en el estado una progresiva fuerza que absorbe a expresiones y corrientes de movimientos u otros partidos. No solo se debió a la victoria del presidente López Obrador en el ámbito nacional, sino al triunfo en municipios clave como Benito Juárez, Solidaridad y Othón P. Blanco; en 2019 obtuvo la mayoría en el Congreso local; en 2021 los cuatro distritos federales y ocho de 11 ayuntamientos, y el 5 de junio pasado barrió otra vez.
Dichas situaciones le hacen naturalmente atractivo, aunque en la estrategia también se coopta; es decir, aplica esa fuerza para incidir en los asuntos internos de otros. Así ha desarmado intentonas para descarrillar la maquinaria guinda. Todos quisieran jugar esa carta, y lo hacen hecho, como lo vimos con el PRI durante varios sexenios.
El caso es que nadie quiere quedarse fuera del sector ganador y en tal empeño algunos dan la espalda a quienes antes les tendieron la mano. Quienes representaron a unos en alguna contienda, lo hicieron por otros en la recién pasada. Pero aun: las desbandadas en plena campaña, sobre todo en la recta final, dieron cuenta de aquella premisa. El poder no solo trae, también conquista. ¿Válido o no? Para analizarlo.
Hay otros, sin embargo, que harán un sincero “mea culpa” acerca de la vida interna de sus partidos y pretenderán mejorar con un ímpetu genuino hacia el 2024. El problema es que la próxima oposición está desbaratada desde ahora: sin articulador, sin alianza firme, sin pilares sólidos. Un ejemplo: los gobiernos municipales todavía oficialistas comienzan a jugar en serio en la órbita de la 4T, con todo lo que significa rumbo a la próxima batalla.
Dos condiciones ineludibles vuelven a repetirse para los rivales de Morena: deberán crear una potente alianza y elegir un perfil competitivo. Pero no todos quieren un gran pacto y allí nace la complicación. Sin aquello, no se puede reñir de igual a igual con los ganadores. Hoy, están muy lejos de cumplir ambos requisitos, mientras la 4T sigue avanzando, atrayendo y cooptando, sin mirar atrás.
(OPINIÓN PUBLICADA EN NOVEDADES. LUNES 27 DE JUNIO DE 2022).