Distancia con la Sectur

Marcelo Salinas | En órbita >> Una nueva diferencia se ha instalado entre la Secretaría federal de Turismo, dirigida por Miguel Torruco Marqués, y los hoteleros de Quintana Roo, ahora por el disfrute de las playas durante la presente etapa de recuperación.
Las playas (con acceso público) se abrirán con semáforo amarillo (seguimos en naranja); por lo tanto, están restringidas. Los huéspedes de hoteles y visitantes que compran un “day pass” pueden acceder cumpliendo ciertas medidas, lo cual ha motivado la polémica porque pareciera vetada sólo para algunos.
Se ha divulgado videos en torno a detenciones contra quienes pretenden hacer uso del litoral, pero los policías no lo han permitido por saltarse la cinta amarilla de precaución y no acatar las disposiciones. Los detenidos acusan discriminación y maltrato. Así, la discusión escala en redes sociales.
“La posición de la Secretaría de Turismo sobre este tema es muy clara: las leyes se tienen que cumplir, por todos por igual, así que las playas mexicanas ni se privatizan, ni se restringe su ingreso a ningún ciudadano de este país”, afirmó Torruco Marqués en un boletín girado antes del fin de semana.
El secretario de Turismo soporta sus dichos en un mandato constitucional (que en México no existen playas privadas) y en seguimiento a la instrucción del presidente Andrés Manuel López Obrador. En resumen, manifiesta su rechazo a cualquier propuesta o intento de privatizarlas, o hacerlas de uso exclusivo para los turistas.
También dejan en claro que ante la emergencia sanitaria es imperativo respetar y acatar las medidas que dicten las autoridades sanitarias, encabezadas por la Secretaría de Salud, las cuales deben ser aplicadas a todo el público en general, sin distinción.
Lo que pide el titular de la Sectur es impedir también el acceso a huéspedes y visitantes en recintos de hospedaje o de recreación. ¿Qué deben hacer los hoteleros? ¿Van a aclarar o corregir las autoridades del estado? Los empresarios advierten que poco antes la discrepancia fue por las tarifas, cuando Torruco pidió no abaratar el destino; antes de eso, sugirió repensar el modelo hacia uno “no masivo, que no sobreexplote ni deteriore el medio ambiente”.
Pero desde hace mucho tiempo los desencuentros son notorios. El primero fue cuando sintieron el desdén por afianzarse en Chetumal y la promoción de los destinos se volvió un enigma. No son pocos ni sutiles. A no pocos preocupa.
Evidentemente se arraiga una distancia entre las partes. ¿Una sana distancia? Ni tan sana.