Clama país unidad

Marcelo Salinas | En órbita >> Es acaso el peor momento del país en muchos años, y a la oposición se le habría ocurrido conformar un bloque para desestabilizar al gobierno de la república, minimizando la cruda realidad. Así lo denunció ayer la administración federal, aun cuando autoridades aludidas en el supuesto grupo ya se desmarcan.
Es legal y legítimo que surja una fuerza antagónica, no puede criticarse dicha pretensión; de hecho, aunque no sea verídico el documento presentado en la mañanera, se sabe que partidos y agrupaciones se aglutinan desde hace meses para enfrentar a Morena (y sus aliados) en el proceso electoral de 2021.
Lo que se critica es el momento por la gravedad de las crisis; cuando más se requieren unidad, solidaridad y otras cualidades que exigen dejar a un lado las ambiciones para prosperar tras los embates múltiples.
Es el clímax de la pandemia, y se conoce tal información que ocupa a quienes dedican sus esfuerzos a amortiguar los efectos del virus, y preocupa a quienes dependen de las soluciones conjuntas, de los ánimos calmos, así como de la voluntad política generalizada, para recobrar paulatinamente las esperanzas en un futuro mejor. Y así no se puede.
Miles de familias sin trabajo y con deudas es ya muy doloroso como para contarles que ciertos sectores intentan desastabilizar a un movimiento que, por otro lado, ha ganado contundentemente en las urnas, y para determinados segmentos de la población ha significado un alivio gracias a becas, subsidios y apoyos. Guste o no, bien o mal realizado, es un argumento válido sostenido por sus simpatizantes.
Más allá de ofender a unos -piensan otros-, acciones como aquellas desalientan la participación ciudadana y desencantan a posibles votantes, hundiendo a una partidocracia en picada. Los partidos y los representantes populares no gozan de «buena salud» a juzgar por los más recientes comicios, cuando el abstencionismo ha sido la regla. Y lógicamente no contribuye a su imagen desatinos como este.
En ese contexto cobraba ayer mismo la versión del autocomplot al tratarse, acusaban en redes aunque sin pruebas, «de una jugada lopezobradorista» para desprestigiar a sus contrincantes, conociendo de antemano que la sociedad rechazaría una maniobra por la coyuntura delicada. Cual sea la verdad, la actualidad nacional exige respeto y altura de miras, no jugarretas absurdas.
México necesita recuperarse de las crisis profundas. La voluntad y la armonía deberán permanecer por encima de intereses específicos. No se vislumbran escenarios positivos con una polarización creciente. La salida es otra.