Marcelo Salinas|En Órbita >> Los espacios públicos cobran “vida” y sentido cuando la gente los hace suyos de buena manera, los disfruta y comparte en ellos. También cuando los cuida, evidentemente. Por eso un lugar como el Malecón Tajamar, por estas fechas, es el ideal para desarrollar un carnaval como el cancunense: sano, logísticamente viable allí y que fortalece esa identidad multifacética, propia de una ciudad con casi 50 años, próximos a celebrarse.
“La Fiesta de Oro” se llevará a cabo del 21 al 25 de febrero en Tajamar, en vez de Playa Langosta, ubicada en el kilómetro 5 del Boulevard Kukulcán. La otra sede lista es el parque Las Palapas, donde habrá actividades específicas.
En el espacio recuperado, en vías de una rehabilitación integral, se contempla una muestra gastronómica, el programa “Manos Mágicas” y el concierto principal a cargo de la artista nacional Alejandra Guzmán hoy viernes 21 de febrero.
Ayer, tras la sesión 35 ordinaria de Cabildo, la presidenta Mara Lezama aseguró que sus autoridades y la sociedad civil organizada supervisarán el respeto a la flora y fauna del lugar, uno de los motivos cuestionados en horas recientes.
Desde que fue anunciada la reapertura de las vialidades, entraron las brigadas de limpieza de Servicios Públicos para que, en coordinación con el Fondo Nacional de Fomento al Turismo y Ecología Municipal, se consideren las medidas de cuidado, protección y movilidad. El compromiso es incondicional, sostuvo la primera autoridad.
Así debiera ocurrir. Es el deseo. Por lo mismo, la recomendación -de siempre- es evitar tirar la basura en la calle, al mangle o en depósitos llenos, y durante el día prevenir la exposición al sol. Todo eso, porque se trata de un encuentro especial por la recuperación legal, con la etiqueta «familiar» y para demostrar cuánta falta hacía un sitio más para la recreación masiva.
Para la mayoría resulta conveniente el Malecón por múltiples motivos; entre ellos, gozar un lugar que fue tomado desde los accesos ilegítimamente por un grupúsculo cuyo aporte no se ve y vandalizado por otros que robaron el cableado, derramaron aceites o grafitearon sin permiso ni razón, destruyendo equipamiento urbano y empeorando la imagen ya deteriorada por el abandono. Pero se acabó el aislamiento.
A la orilla de un sector de la bella Laguna Nichupté es «lo natural», como sucede en otras ciudades del país con fiestas emblemáticas como esta.
Un carnaval en dichas circunstancias, puede estar a la altura de los mejores.
(OPINIÓN PUBLICADA EN NOVEDADES Q.ROO)