Caminar al filo

Marcelo Salinas | En órbita >> Convivir con el coronavirus es un riesgo permanente asumido en estas primeras semanas de nueva normalidad. Significa que la probabilidad de contagio es mayor por razones obvias; por lo tanto, es inevitable que los positivos y decesos aumenten.
En dicha circunstancia la atención debe ponerse, sugieren los expertos, en el ritmo con que crecen en una etapa de recuperación que pudiera ser de “ensayo y error”, algo como lo ocurrido en Europa, donde algunos países probaron durante semanas entre la reanudación de actividades y las restricciones, hasta consolidar.
Esa experiencia no se descarta en Quintana Roo a juzgar por los colores de los semáforos; en los números que no tranquilizan todos los días, y sobre todo, en el comportamiento social, que sigue siendo ambiguo, sin excluir la confusión ni la rebeldía.
Por ejemplo: independiente del color del semáforo actualizado anoche (esta columna fue cerrada al mediodía de ayer), la gente debe asumir que un color: rojo, naranja o amarillo, en tales condiciones es igual de peligroso, y por lo mismo no debe bajarse la guardia, aplicando todas las medidas sanitarias, cuidando los avances seguros, y esperando o retrocediendo si es necesario.
Se camina, pues, al filo. Hemos expuesto en este espacio que un tropiezo sería fatal, como explican los especialistas consultados a lo largo del proceso, y las playas abiertas saturadas, los bares llenos o los centros comerciales sin controles rigurosos, pueden ser en su momento una piedra con la que muchos tropiecen.
Por lo mismo, el color del semáforo en este caso se convierte en un indicador estadístico, en una señal de cierto logro, pero no es la libertad absoluta ni mucho menos la salida a las crisis. Las autoridades son claras respecto a la cautela, la disciplina y la seguridad. No nos perdamos en eso. El mensaje tan recurrente no admite dudas.
La recuperación está en marcha, que podría ser lenta y difícil, pero también más pronta y grata de lo previsto, según diversos factores por analizar llegada la hora: desde la participación social hasta la situación internacional, pasando por el compromiso empresarial y la capacidad de las autoridades para paliar a tiempo los efectos.
En Quintana Roo el ánimo es positivo. El consenso general es salir lo mejor posible del peor trance en la historia, y la ciudadanía debe asumir su parte, cuidándose, colaborando y cumpliendo en su terreno. No todo está ganado, tampoco todo está perdido.