Marcelo Salinas|En órbita 👉🏽 La seguridad es un asunto de percepción, pero sobre todo, de hechos concretos. En ocasiones, dos o tres delitos de alto impacto o sobreexplotados mediáticamente, pueden generar inquietud en la población, aun cuando la tendencia delictiva venga en picada. Aplica a la inversa; es decir, cuando los hechos se ocultan o minimizan, las cifras pueden ir al alza pero no se nota. Es un fenómeno complejo.
Respecto de los hechos concretos, e independiente de la «variable percepción», los números no mienten, son fríos; en dicho sentido, conviene exponer lo que pasa en Quintana Roo, donde se mantiene la tendencia a la baja en los índices delictivos, principalmente en homicidios dolosos (uno de los delitos que genera mayor percepción negativa), pues al comparar enero de 2021 con el mismo mes de 2020, éstos disminuyeron 55.2% en la entidad.
Las estadísticas son del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (nivel federal), el cual arroja que, con tal porcentaje, se ubica como el estado del sureste con la mayor disminución de víctimas y segundo del ámbito nacional, sólo abajo de Coahuila. Lejos -aunque no olvidados, de ninguna manera- han quedado los dígitos rojos en la materia, cuando la entidad sufría por ejecuciones masivas, imparables y casi cotidianamente. No puede cantarse victoria en las temáticas críticas, aunque cabe exhibir el avance e tratar de encontrar las motivaciones reales.
El logro del gobierno de Carlos Joaquín debe colocarse en su justa dimensión por que la tendencia a la baja ha colocado desde 2020 a Quintana Roo por debajo de la media nacional. De ocupar los primeros lugares en tasa de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes durante años, Quintana Roo bajó hasta la posición 22 en el país (de 32 estados). Quien no quiera entenderlo como logro, debe analizar los antecedentes que atentaron contra una entidad que, por si fuera poco, vive de su imagen en México y el mundo. Haber revertido la mala racha tiene doble mérito.
¿Qué incluyó positivamente?: ¿La pandemia? ¿La emigración por la crisis derivada? ¿El confinamiento? ¿La nueva estrategia tras los cambios de mando en Seguridad Pública? Puede ser una combinación de diversos factores; lo cierto es que las autoridades de todos los niveles y poderes valoran el contexto y se disponen a robustecer todo el aparataje para consolidar.
Es una buena nueva en un rubro delicado y que la sociedad estima como ninguno.
(OPINIÓN PUBLICADA EN NOVEDADES. LUNES 22 DE FEBRERO DE 2021).