Marcelo Salinas | En Órbita >> En teoría, la mayoría debiera estar en sus casas, replegada, en aislamiento. “La sana distancia no basta”, expresó ayer en video el gobernador Carlos Joaquín durante la presentación de seis puntos de acción centrales, y otros acoplados, que fortalecen la gestión gubernamental.
Es la medida más eficaz de impedir la propagación incontrolable del virus. Habrá quienes incumplan las medidas, que siguen siendo voluntarias y no obligatorias, pero permea mejor una idea tajante: puede ser de vida o muerte.
A estas alturas, todas las medidas de los tres órdenes de gobierno pretenden que la gente permanezca encerrada, eludiendo las aglomeraciones en transporte público, centros comerciales, recintos de salud y demás espacios.
Pero también empiezan a tender, dichas acciones, hacia la mitigación del impacto económico, más duro que el riesgo latente para miles de familias. En Quintana Roo se activan algunos relevantes. Por citar dos: repartición de despensas e incentivos fiscales.
En los próximos días serán distribuidos paquetes de despensas en unos 400 mil hogares del estado, confirmó el gobernador. Ello garantizará el acceso alimentario para evitar salir por el sustento. Es una misión conjunta con autoridades municipales.
Es claro: sin aglomeraciones. Entonces deberá acudir quien realmente lo necesite y no politizar un asunto que pudiera prestarse para malas jugadas. Casa por casa, quienes estén facultados, y no a través de líderes que pudieran condicionar la entrega. Logrado así, se convertiría en un detonante efectivo para hacer viable la emergencia.
Lo otro es seguir creando conciencia y exhortos. Que las autoridades vuelvan a revisar que funcione solo la planta productiva esencial y vigilar que ciertos negocios no permanezcan abiertos sin las condiciones necesarias. Es vital mantener el orden y la seguridad pública.
Respecto de los beneficios fiscales, lo ideal es otorgarlos sin demora a pequeñas y medianas empresas. Constituidas principalmente por la clase media que sostiene, deben ser reconocidas más nunca. Lo necesitan y merecen.
Pero empresarios con negocios millonarios dicen que no pueden sostener y habrá que comprobarlo. Más de mil empresas se han sumado en un gesto solidario, aunque muchos que han ganado a destajo durante años, hoy se quiebran por el apuro. Despiden y recortan. Si resulta injustificable su actuar, deberían ser sancionados con rigor ejemplar.
Lo muy positivo: crecen la voluntad, el trabajo y la esperanza.