Marcelo Salinas | En órbita >> “El turismo tal como lo conocíamos ha acabado. No quiero decir que el viajar se haya terminado, sino que el modelo que conocíamos ha muerto, y no va a volver”. La frase es de Brian Chesky, CEO de Airbnb, una de las empresas que más creció en el mundo durante la última década, hasta la pandemia: “Pasamos 12 años creándola y hemos perdido casi todo en cosa de 4-6 semanas”.
El directivo de una compañía que paradójicamente alteró primero el modelo más tradicional, corrobora lo advertido por organismos internacionales: la tendencia se dirigirá a un turismo más doméstico y local. Según lo previsto, así sería la primera fase, seguida por la activación de circuitos entre países más cercanos, para recuperar por último los grandes flujos internacionales. En este espacio hemos explicado las tres posibles etapas.
Es una nueva realidad que sin duda condiciona tarifas, ofertas e inversiones, y a ella responde la sugerencia del secretario federal de Turismo, Miguel Torruco, de no rebajar precios, evitar la masividad, no incurrir en la sobreexplotación ni volver al deterioro ambiental. Es que en los próximos meses habría menos visitantes e inversionistas, lo cual obliga a replantear las estrategias; desde la promoción, hasta las ventajas para quienes hacen negocios.
La pregunta es: ¿Qué hacer en Quintana Roo? Con más de 100 mil cuartos hoteleros (la mitad o poco más bajo el “todo incluido”), olvidarse de la masividad o mantener las tarifas altas sería un proceso autodestructivo, alertan hoteleros y especialistas. Por eso, justifican, las promociones “2×1” y otras que “serán temporales”, mientras se recuperan los mercados emisores aunque nadie se atreve a garantizar una fecha en la que gocen “de buena salud”.
Es el dilema de una industria que es motor y vocación en nuestro estado, porque desanima a la mayoría estas nuevas tendencias; las sugerencias de modelos sin masividad; las apuestas por una derrama mayor -lo que significaría desistir de segmentos y esquemas-, así como una desconexión evidente entre lo que propone la federación y lo que necesita el Caribe mexicano en tiempos, por cierto, donde cada destino se promueve como puede.
En Quintana Roo, las autoridades han decidido competir como región (incluyendo a Yucatán, por ejemplo), recurren a las herramientas digitales para posicionarse mejor; diversifican la oferta, y se adaptan rápidamente a las exigencias sanitarias. Falta saber cómo y cuándo responderán los viajeros.
Es una historia que inicia.
Cancún, 25 de junio de 2020.