Una gran discusión

Marcelo Salinas | En órbita 👉🏾 Antes de comenzar formalmente el debate sobre la Reforma Electoral en la Cámara de Diputadas y Diputados, y posteriormente en el Senado (como Cámara revisora), la discusión ya se tomó las redes sociales y hasta la calle, por la marcha desarrollada ayer en distintas ciudades del país. No es la primera de la 65 Legislatura federal que desata polémicas: antes estuvieron la Política, la Eléctrica, la Guardia Nacional y el Presupuesto de Egresos apenas la semana pasada. La Electoral será, sin duda, una de las más acaloradas de la democracia moderna; y si la gran discrepancia se concentra en torno al INE, peor aun.
Primero habría que dejar claro que se prevé el cambio de nombre en el Instituto Nacional Electoral, que pasaría a llamarse Instituto Nacional Electoral y de Consultas, si es que se aprueba, con similares atribuciones y mantendría la autonomía. No se trata de su aniquilamiento. Pero la reforma considera, entre otros diversos aspectos, el voto electrónico, el voto en el exterior, la eliminación de plurinominales, nombramientos por votación directa, reducir financiamiento público a partidos, desaparecer los organismos electorales locales y reducir de 40% a 33% para que una consulta popular sea vinculante.
Desde distintos sectores se pronuncian a favor de los aspectos citados, pero no en lo que concierne al INE. El Instituto ha sido útil para múltiples fines y lo es aún en otras tantas áreas más allá de lo estrictamente electoral. La marcha de ayer domingo refleja el apoyo que concita el organismo, pero no pueden ignorarse los excesos, como aquellos consejeros que ganan más que el presidente de la república (que por ley no es posible) y gozan una gama de beneficios que otros no tienen.
Por ello no es sano que el debate se acote única y exclusivamente al INE y se minimice el resto de la propuesta que podría resultar provechosa. La ciudadanía, las organizaciones no gubernamentales, el sector empresarial y los partidos opositores a la 4T, hacen bien en plantear sus inquietudes en la calle, donde no existe manera de esconder su presencia ni su número. El corazón de la capital del país fue escenario ayer de una realidad que no puede ocultarse y debe atenderse.
Esta semana iniciarán los primeros intercambios sobre la iniciativa. Los grupos están enfrentados y, aunque la polémica pasará sí o sí por el INE, sería ideal que los demás puntos que contiene la reforma no transcurran inadvertidos para la población, ansiosa de conocer e, inclusive, de participar.