La cualidad de Cancún

Marcelo Salinas | En órbita 👉🏾 En el marco del aniversario 53 de Cancún, conmemorado ayer 20 de abril, se multiplicaron los análisis, las anécdotas, los recuerdos y las reflexiones, sobre su pasado, presente y futuro. Es una cuestión común en una ciudad de constante crecimiento, que se reinventa cada cierto tiempo, que produce y que asume los desafíos más apremiantes con naturalidad. Si algo distingue a la ciudad (el destino turístico líder de México) es su condición para generar, bueno y malo, pero nunca deja de hacerlo.
Más sorprendente aun que lo anterior es su capacidad para reponerse, levantarse de momentos dramáticos y seguir adelante conquistando logros y rompiendo récords, igualmente con naturalidad. Le llaman resiliencia. Es casi increíble cómo se ha parado después de “Gilberto”, “Wilma”, contingencias y pandemia. Ni en el mejor de los guiones. No es un cuento exagerado: la pandemia no acaba y los números son mejores que antes de la crisis. Indiscutible. Lo han maltratado, casi mutilado, ha pasado por la bancarrota y la vergüenza, y sigue dando. Propios y extraños le llaman “hogar” siendo felices.
Lo novedoso de estos nuevos tiempos es que se ve con mayor frecuencia y en espacios notables a personas originarias de Cancún, quienes han encarado lo suyo, lo auténticamente suyo, tomando decisiones desde diferentes trincheras, públicas y privadas. En las primeras décadas aceptaron dicho reto las familias pioneras, fundadoras y forjadoras, que seguramente aman tanto a Cancún como las nativas. No es tema para discutir: lo relevante es que lo dicen con orgullo: “nací en Cancún”, “soy de Cancún” y no sólo “vivo en Cancún”.
Los desafíos son enormes y conocidos. Ahí están los brotes esporádicos de violencia, el crecimiento sin orden, el sargazo, huracanes y tormentas que siempre acechan. Quizá todo coyuntural. Nada ha vencido al “gigante que está de pie”, porque los atributos son más grandes que los problemas: bellezas naturales, historia, empleos, obras, conectividad e inversiones, entre otros que nadie niega.
Es Cancún, sus 53 y contando.

DESORBITADO
El teatro y la cultura cancunense están de luto por la muerte del actor Hiran Sánchez Esparza. Desde su ámbito, el conocido promotor cultural aportó muchísimo en la construcción de ese Cancún más resiliente, generó risas y reflexiones profundas. Ayudó, por supuesto, en la identidad, el arraigo y la pertenencia. Deja un vacío. Ya vendrán artistas con talento como el suyo para seguir dicha ruta de éxito. Hasta siempre.

(OPINIÓN PUBLICADA EN NOVEDADES.
VIERNES 21 DE ABRIL DE 2023).