🎙️ AUDIO AL FINAL 👉🏽 Con el regreso a sus labores más habituales, hace unos días, los integrantes de la XVI Legislatura ya marchan en la «Nueva Normalidad». Fueron los primeros en reanudar actividades.
Un detalle de este proceso destaca: la prevalencia de los acuerdos en Morena, en torno a la figura de Reyna Durán Ovando, la coordinadora de dicha bancada y Presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, la Jugocopo.
Curiosamente, la tranquilidad del grupo se logró en plena turbulencia. Con la peor crisis en su apogeo, ellas y ellos finalmente pudieron conciliar.
En ese contexto surgió un balance natural que favorece a la líder morenista: haber propiciado el diálogo con todos los diputados, haber mantenido el equilibrio con los demás poderes, y haber impulsado incluso diversas gestiones ante los tres niveles de gobierno, le valieron el reconocimiento que la consolida en su posición, una que ambicionan ya desde lejos no pocos en su partido.
En la coyuntura más compleja, con esos antecedentes y debido a esas gestiones que fructificaron en múltiples frentes de acción, decidieron cerrar filas con ella no solamente los de Morena y sus aliados, sino más allá del Legislativo.
En tal escenario se fortaleció, justamente lo contrario que pretendían quienes, con dos o tres intentonas, quisieron sacarla de la coordinación partidista, sofocar su liderazgo en la Jugocopo e incluso minar sus aspiraciones. Porque en ese mismo contexto, vale resaltar, empezaron a nombrarla como una de las «cartas fuertes» para las elecciones de 2021 en Benito Juárez, y ello sin duda exacerbó los ánimos de sus adversarios.
Esta reflexión la comparten los habitantes de su distrito 5 en Cancún, referentes del partido en el estado, enlaces nacionales y autoridades de Quintana Roo.
En el fondo, le hicieron un favor. Les salió el tiro por la culata, como se dice coloquialmente.
Queda mucho. Sin embargo, es un hecho que logró el control cuando era un caos. Silenciosa y eficazmente, pues allí están los rebeldes, alineados como si nunca hubo escándalo ni boicot.
Es el juego de la política. Algunos, desdeñosamente y con cierta envidia, hay que decirlo, le llaman suerte; otros simplemente estrategia.
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