El factor ilusión

Marcelo Salinas|En órbita 👉🏽 Las vacunas ilusionan. La gente pudiera no tener claro o no saber cuál de las farmacéuticas ha tomado ventaja, dispuesto dosis y enviado a países donde incluso ya está calendarizado el plan, con los anuncios oficiales para determinados grupos que serán inyectados antes de que se logre alcanzar a la mayor cantidad posible en busca de la inmunidad (y quizá sólo temporal) y el llamado «principio del fin» de la contingencia sanitaria. Pero ilusionan. Nada más que eso por ahora.
No será pronto ni fácil ni rápido. Los más optimistas apuntan al segundo semestre de 2021 cuando se percibiría la protección comprobada y extendida en los sectores favorecidos o beneficiados. Tampoco será para todos, ya que al ser voluntaria -aunque gratuita- no se garantiza la cobertura ideal; menos aun con las cantidades insuficientes previstas hasta la fecha. Pudiera ser mejor más adelante.
Es lo que se sabe a grandes rasgos, con base en información científica publicada en diversos medios de comunicación del mundo. Se trata del «factor ilusión», al que la sociedad no debiera entregarse. Porque los anuncios ocurren cuando la segunda ola golpea en Europa y se constata un repunte de casos en Latinoamérica, incluido México. Y esa información de la vacuna genera un relajamiento, o podría generarlo. Es obvio, tras tantos meses de confinamiento y crisis generalizada.
Las autoridades y los especialistas insisten en que lo mejor sigue siendo aplicar las medidas sanitarias repetidas hasta el cansancio: lavado frecuente de manos, usar cubreboca, mantener el distanciamiento físico adecuado y otros de los protocolos divulgados desde marzo. Es lo que ha salvado, probablemente, muchas vidas. Es lo inmediato y continuará vigente varios meses más.
Estamos en fechas de convivencia natural que son festivas en extremo; además, son continuadas hasta enero, lo cual aumenta el riesgo potencial. Por ello las medidas obligatorias son razonables y oportunas; es decir, la prohibición de realizar celebraciones con más de 10 personas y no poder circular sin la mascarilla en espacios públicos de todo Quintana Roo, por aquello de las sanciones advertidas.
No podemos engañarnos: la vacuna es una solución a la vista, pero distante e inclusive insuficiente todavía para el tamaño del problema. Motiva, aunque también relaja, y ello es peligroso.
El cuidado personal meticuloso es hoy la opción.

(OPINIÓN PUBLICADA EN NOVEDADES. VIERNES 18 DE DICIEMBRE DE 2020).